Comunicado Institucional
Por las Trabajadoras de Fundación Defensoría Popular de las y los Trabajadores
Hoy, 25 de noviembre, es el día internacional de la eliminación de la violencia en contra de la mujer. Cuando la violencia afecta a mujeres, normalmente está relacionada con el género, es decir, que se está agrediendo física, sexual o mentalmente a personas sólo por el género con el que se identifica. Según la ONU, 1 de cada 3 mujeres “se ve afectada por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar.”
Lamentablemente el espacio de trabajo no está libre de este tipo de violencia, todo lo contrario. Las relaciones laborales se caracterizan por un vínculo de dependencia y subordinación, y en el caso de las mujeres, ocurre que 7 de cada 10 trabajadores viven algún tipo de violencia laboral.
Las cifras hablan por sí solas, la violencia hacia la mujer es un problema que vivimos y sufrimos transversalmente en todos nuestros espacios, desde el más íntimo como es el hogar, el más cotidiano como es la calle y también el que nos da sustento, como es el trabajo.
Lo grave es que el trabajo es una actividad a la que dedicamos muchas horas diarias y semanales y, de hecho, es una de las formas en las que nos insertamos y participamos en la sociedad, por lo que un acoso laboral o sexual en esta esfera de nuestra vida, afecta ineludiblemente y de forma transversal todos los demás ámbitos, trascendiendo casi siempre e incluso afectando nuestra cotidianidad familiar.
¿Y la denuncia? El trabajo es lo que da sustento material, y entonces, la denuncia es siempre un peligro porque lleva a que pongamos en la balanza seguridad y estabilidad económica, siendo además caminos sumamente complejos y solitarios.
Actualmente, si una persona está sufriendo acoso laboral -un tipo de violencia, por cierto,- no puede simplemente recurrir a la Inspección del Trabajo pues, en la práctica, termina en la mayoría de los casos siendo conducida a exponer la situación en su empresa, donde justamente no ha recibido resguardos. En tribunales también nos vemos desfavorecidas: Estas situaciones que se dan en la intimidad llevan a que la mayoría de la prueba sean testigos, que muchas veces no están dispuestos a perder su trabajo declarando, y si nos hemos ido de la empresa, nos quitan acceso a nuestros correos.
El impacto que genera un hostigamiento sostenido en el trabajo, un ambiente laboral hostil y, sobre todo, conductas de acoso sexual en éste ámbito, afectan grave y muchas veces irreversiblemente a las víctimas.
Lo mismo que hasta aquí se ha dicho corre para las trabajadoras que no poseen siquiera de herramientas jurídicas para protegerse, como son aquellas que realizan los trabajos reproductivos de sus hogares día a día, permitiendo la mantención y renovación de quienes si aparecen formalmente en el sistema, o trabajadoras informales que arriesgan su salud y vida sin protección y reconocimiento estatal de sus labores. Un trabajo sin horario, sin posibilidad de denuncia, y sin medidas de protección, es finalmente más que trabajo, una herramienta de perpetuación de violencia y desigualdad.
Desde la Fundación Defensoría Popular de las y los Trabajadores apoyaremos a cada trabajadora y trabajador que sea violentado en sus espacios de trabajo, especialmente por motivos de género. Hacemos un llamado especial a toda organización de la sociedad civil a fomentar la revisión de estas conductas y de los espacios de trabajo, a ser proactivos en políticas de prevención y brindar espacios seguros a quienes denuncien, es hora de eliminar el problema de raíz y dejar de reaccionar de forma improvisada y precaria a este tema, es hora de informarnos, de golpear la mesa y no soltar la mano de quienes viven violencias de género.