Como Fundación DPT conmemoramos nuevamente el Día Internacional de la Clase Trabajadora, marcado por el aumento de la precarización de la vida en Latinoamérica producto de la crisis del covid-19 -evidenciando aún más la crisis de los cuidados- y la excesiva concentración de la riqueza de las élites capitalistas, perpetuando así las profundas desigualdades e injusticias que viven nuestros pueblos desde hace décadas.
A partir de este complejo escenario, saludamos las distintas experiencias de lucha que sostienen las organizaciones de la clase trabajadora, poniendo en marcha diversas formas de resistencia y construyendo alternativas que erigen propuestas propias para transformar la forma en cómo se organiza socialmente el trabajo y la vida. También, reconocemos la potencia real de los movimientos feministas para avanzar en cambios al modelo económico social imperante, instalando como prioridad el reconocimiento de los trabajos de cuidado y domésticos por parte de los Estados para visibilizar y mejorar las condiciones de vida de millones de mujeres en el mundo.
Bajo este escenario, es importante resaltar el rol de la clase trabajadora en la Revuelta de Octubre, manifestándose masivamente en las calles e impugnando el orden neoliberal heredado por la Dictadura Cívico-Militar y perpetuado en el transcurso de la Transición. Las experiencias de lucha de los Movimientos Sociales que anteceden el 18 de octubre (el Movimiento Estudiantil, No+AFP, el Movimiento Medioambiental, el Movimiento Feminista), de las organizaciones sindicales como las luchas de los subcontratista mineros y forestales el 2006, las luchas portuarias y de la construcción, sumado al malestar generalizado de la población por las precarias condiciones de vida a las que nos encontramos sometidas, fueron la base para aperturar el actual proceso constituyente en marcha, que si bien no decanto en una Asamblea Constituyente, abrió un proceso que las y los trabajadores han decidido disputar luchando para que la Convención Constitucional represente al nuevo Chile que emerge tras la revuelta popular.
A 9 meses de iniciado este proceso, existen avances importantes en la conquista de derechos sociales (salud, educación, vivienda, seguridad social, trabajo), siendo una razón más que suficiente para seguir disputando como clase trabajadora el proceso constituyente. Dentro de ello, destacamos que una de las normas que supone mayores avances en la búsqueda de un cambio de paradigma en el trabajo de la Convención Constitucional, es el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados. Así también, reconocemos, la norma que consagra el derecho a la libertad sindical, comprendida por los derechos de sindicación, negociación colectiva y huelga, lo que posibilitará negociar colectivamente en todos los niveles, incluyendo la negociación por rama.
La suma de estos avances -pese a que aún quedan algunas cuestiones fundamentales pendientes- de a poco permitirán dejar atrás el plan laboral de José Piñera y recuperar herramientas indispensables que les fueron negadas por décadas a las y los trabajadores para construir un país con mayores grados de igualdad y constituir un desarrollo pleno de la democracia.
En miras al plebiscito de salida, será fundamental la organización de las y los trabajadores para levantar espacios de participación que impulsen una votación favorable al Apruebo, proyectando así el trabajo que se viene en el nuevo ciclo político que se abre con la revuelta.
Como defensoría seguiremos apoyando y luchando por el reconocimiento de todos los trabajos y sus derechos colectivos, para el desarrollo de un verdadero Estado Social y Democrático de Derecho como se plantea la nueva Constitución.
1 de mayo de 2022
Trabajadores y Trabajadoras de la Fundación Defensoría Popular de las y los Trabajadores (DPT)
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